Mucho se ha hablado sobre si el queso se debe comer al principio o al final de una comida, o si se debe disfrutar como alimento único en cualquier momento del día acompañado de otros ingredientes como pan, frutos secos, fruta, etc. Si sois de los que gustan de disfrutar de quesos variados como entrante o plato único, no os perdáis esta entrada, porque en ella os vamos a enseñar cómo preparar una tabla de quesos. Además, os recomendamos que llevéis también a cabo la lectura de nuestro artículo; «Un tipo de queso para cada plato«, donde os enseñamos a combinar los distintos tipos en función del plato al que van a acompañar.
Hortalizas, hierbas aromáticas y frutos secos
Los frutos secos, como nueces y avellanas, combinan a la perfección con diversos tipos de queso. Sucede lo mismo con frutos como las castañas, las pasas, los higos o los dátiles, que presentados como acompañamiento del queso logran potenciar su sabor, especialmente de los curados.
Los quesos frescos y curados ligan muy bien con diversas hierbas aromáticas (tomillo, romero, orégano, etc). Si además se añade un poco de aceite de oliva virgen extra, el resultado mejora notablemente.
Las hortalizas aportan color y contraste de texturas, sirve junto a tus quesos preferidos bastones de apio, zanahoria, u hojas de rúcula y espinacas crudas.
Queso y fruta fresca
Las frutas frescas, como las manzanas, peras o uvas, contrastan perfectamente con el queso ya que aportan un delicioso toque ácido. Las frutas rojas, como frambuesas, fresas o grosellas combinan bien con quesos de cabra con un toque láctico.
Panes variados
El pan es otro gran acompañante para el queso, el de centeno casa a la perfección con los quesos de cabra tipo rollo, los ahumados y los picantes. El pan de nueces es ideal para servir con quesos azules y curados. El viena va bien con todo tipo de quesos. Si vamos a servir varios tipos de queso, debemos por tanto acompañarlos con distintos tipos de pan.
Quesos, vinos y cervezas
El vino también debe ser el adecuado. Podemos optar por un vino blanco, refrescante, con toques ácidos y afrutados, por un tinto joven, o, incluso, por un cava. Lo ideal es servirlos bien fríos y refrescantes para que nos limpien la boca entre cada tipo de queso.
La cerveza también es una magnífica opción, nos decantaremos por cervezas fermentadas o tipo lager, evitando las amargas o tostadas.
Para quienes no beben alcohol, una buena alternativa pueden ser los mostos o el zumo de manzana.
Tipo de corte y presentación
Cada tipo de queso requiere un corte y presentación diferente. Así, los curados como el manchego quedan mejor si los cortamos en forma de cuña y luego en triángulos. Los duros, tipo mahon o parmesano, se pueden desmenuzar en trozos o cortar en lascas. Los untables y los de poco volumen se sirven enteros para que cada comensal coja la cantidad que desee, lo mismo sucede en el caso de los cremosos, que se suelen acompañar con tostadas o rebanadas pequeñas. Fuente:sabormediterraneo.com
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