Hasta hace unos pocos años solo disponíamos de dos tipos de nata, la nata para cocinar y la nata líquida para montar, de la que ya os hemos hablado en nuestro artículo; ¿qué es la nata líquida para montar?, que se caracteriza por contener un 35% de grasa y que debe conservarse bien fría para que se monte con éxito. Con una y otra se pueden elaborar infinidad de platos, como una deliciosa mousse de plátano, o una estupenda tortilla de patatas sin huevo. En al artículo de hoy vamos a ampliar la información que ponemos a vuestra disposición sobre la nata. Hoy, en Cocina Casera, os hablamos de distintos tipos de nata y sus usos en cocina.
El vertiginoso avance de la tecnología diversifica enormemente la oferta y diversidad de productos. Hoy podemos encontrar varios tipos de natas; natas frescas que deben permanecer refrigeradas en todo momento, natas uperizadas que han sido sometidas a un proceso de esterilización a alta temperatura (UHT), y que no es necesario que sean refrigeradas hasta el momento en el se abre el envase que las contiene, natas para cocinar, natas para montar, natas ligeras,…
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¿Qué nata elegir?
Nuestro consejo es que os decantéis por la nata que contiene una mayor cantidad de grasa. A pesar de que podemos encontrar natas «light», y otras con menor cantidad de grasa, si os fijáis en la etiqueta nutricional observaréis que la nata más rica en grasa solo tiene un aditivo, mientras que las otras contienen más, por ello, podríamos decir que la nata más grasa, a pesar de ser la que más engorda y la que aporta mayor cantidad de colesterol, es la más natural. Pero además, hay otros motivos para elegirla:
- Como acabamos de decir, esta nata está formada por la materia grasa de la leche, siendo, por tanto, la de naturaleza más natural.
- Es un producto muy versátil, que nos sirve tanto para cocinar como para montar.
- En elaboraciones donde se busca cremosidad, esta grasa nos la otorga usando una menor cantidad que la que necesitaríamos en casos de natas con menor contenido graso.
- El precio de este tipo de nata es menor, aunque este es un aspecto en el que no deberíamos detenernos, porque no se debe poner precio a nuestra salud.
- Su conservación es mayor que la de aquellas que llevan una mayor cantidad de aditivos.
Recomendaciones para una correcta conservación
Como en el caso de muchos otros productos, si compramos envases grandes nos saldrá más económico, en ese caso, resulta clave aprender a conservar el producto. A continuación, os doy algunas recomendaciones que os servirán de ayuda en este sentido:
- Una vez abierta, es recomendable no guardarla en el envase original salvo que la vayáis a gastar en los siguientes dos o tres días. Aunque lo cerréis muy bien, el envase ya se ha llenado de aire, y la multiplicación de las bacterias aerobias da comienzo. Es preferible verter la nata que no vamos a usar en un recipiente con cierre hermético, de manera que éste quede lo mas lleno posible. Lo guardaremos en la zona más fría de la nevera.
- Aunque se aconseja no congelarla, salvo que la vayáis a usar para montar, sentíos libres de hacerlo como con casi cualquier otro alimento. Al descongelarla, debemos hacerlo en la nevera. Aunque tras la descongelación puede presentar un aspecto como de que se ha cortado, esto no quiere decir que esté en mal estado, simplemente que se ha separado en dos fases, la acuosa del suero de la leche y la grasa. Si la agitáis recuperará su textura natural.
- Si os habéis hecho con un envase, grande que sabéis que no vais a gastar, podéis hacer en casa una deliciosa mantequilla, para ello, simplemente hay que batir la nata líquida (bien fría) con una batidora con la suficiente potencia. El sabor de esta mantequilla es espectacular. Si no vais a hacer uso de ella en unos pocos días, es recomendable congelarla, ya que, al no llevar ningún tipo de conservante, se puede poner rancia fácilmente.
Imagen:flic.kr/p/fYoqEy Fuente:cristinagaliano.com
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