Si en una entrada anterior os contábamos cómo cocer el huevo perfecto, en esta ocasión os vamos a enseñar cómo freírlo. Seguro que muchos de vosotros habéis oído en más de una ocasión eso de; «No sabes ni freír un huevo», pues bien, estamos seguros de que muchas de las personas que han hecho uso de tal frase no son realmente conscientes de los entresijos que conlleva el asunto, y es que, queridos compañeros de fatigas culinarias, aunque a priori puede parecer la cosa más sencilla del mundo, no lo es tanto, y, como todo en esta vida, freír un huevo también tiene sus cosas. En este artículo os vamos a dar algunas claves para obtener buenos resultados. ¿Nos acompañáis?
Temperatura ambiente
Es interesante que saquemos el huevo de la nevera con la suficiente antelación para que se atempere. Si lo echamos en la sartén nada más sacarlo, el aceite saltará mucho más que si lo hemos dejado atemperarse. Esto se debe a un reacción natural ante un cambio brusco de temperatura. Hay incluso algunos cocineros profesionales que aconsejan que dejemos el huevo a temperatura ambiente durante todo un día antes de freírlo.
Ayudarnos de un cuenco
Para que el huevo no se nos rompa al echarlo en la sartén es una buena idea ponerlo en un cuenco pequeño y de ahí a la sartén. Con esto conseguimos no quemarnos al cascar el huevo directamente sobre la sartén. Además, tener los huevos ya preparados en un cuenco supone una gran ventaja cuando tenemos que freír varios.
La sartén
Lo ideal es usar una sartén antiadherente que esté en buen estado. Si freímos los huevos en una sartén de hierro, o en una de acero inoxidable, se acabarán pegando y el resultado final será un absoluto desastre.
Freír por tandas
Si queremos que los huevos no terminen cocidos en lugar de fritos, lo mejor es freírlos por tandas. Esto se debe a que la temperatura del aceite debe ser elevada. Cuando añadimos los huevos se produce un descenso brusco de dicha temperatura, por tanto, para que la bajada no sea demasiado brusca es importante que los cocinemos por tandas si no queremos que se cuezan.
Temperatura y tipo de aceite
Hay cocineros que prefieren que la temperatura del aceite sea elevada para conseguir un huevo con un poco de puntilla. Otros prefieren que la temperatura sea algo menor, para que no salga puntilla, aunque dicen los puristas que en ese caso no se puede hablar de huevo frito, si no de huevo confitado o cocido.
En cuanto al tipo de aceite, la mayoría de cocineros profesionales coinciden en que lo ideal es usar un buen aceite de oliva virgen extra de sabor suave, que debe ponerse en la sartén en abundancia. Si se desea, se puede aromatizar con un poco de ajo antes de freír los huevos.
Tras echar el huevo en la sartén
Cuando pongamos el huevo en la sartén dejamos que se cocine un poco por abajo. Seguidamente, vamos rompiendo con la espumadera las burbujas que se forman. Cuando la base esté cuajada, echamos aceite por encima del huevo. Finalmente, retiramos el huevo haciendo uso de una espumadera grande que nos permita sacarlo entero evitando así que se rompa. Para que el huevo no acabe pegado a la espumadera, es importante calentarla previamente sumergiéndola durante unos segundos en el propio aceite.
¿Cuándo añadir la sal?
Preferiblemente al final, aunque hay quienes prefieren añadirla cuando el huevo está en el cuenco. créditos-flickr:joyosity
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