Cómo hacer pan rallado
El pan rallado se emplea en la elaboración de gran número de platos (hamburguesas, albóndigas, salsas, etc) en los que desempeña la función de aglutinar los distintos componentes. Es también uno de los ingredientes fundamentales a la hora de rebozar diversos alimentos. En nuestra página podéis encontrar numerosas recetas en las que se hace uso de pan rallado, como es el caso, entre otras, de nuestras hamburguesas de lentejas, y nuestras croquetas de gambas.
Hacer pan rallado en casa es sumamente fácil, solo necesitamos una barra de pan duro, un rallador, o un procesador de alimentos, y un horno. Aunque si queremos, podemos prescindir del horno. Para elaborar pan rallado podemos partir de un pan seco que tenga varios días, o de un pan fresco que debemos secar en el horno antes de rallarlo. Su elaboración nos brinda la oportunidad de aprovechar los restos de pan que han quedado almacenados de días anteriores. Aunque se suele elaborar con pan blanco, también podemos emplear pan integral. La principal ventaja de elaborar en casa este producto es que evitamos consumir algunos aditivos que contiene el pan rallado comercial, entre los que se encuentran diversos emolientes, espesantes, gasificantes y antioxidantes. Si además partimos de un pan hecho en casa, elaborado solo con lo realmente necesario (harina, agua, sal y levadura), obtendremos un pan rallado de gran calidad que aportará a las preparaciones un sabor inmejorable.
Si lo deseamos, podemos aromatizarlo con otros ingredientes, como ajo (con el que restregaremos el pan antes de iniciar el proceso), especias o hierbas aromáticas, entre las que destaca el uso de perejil picado. Con esto se consigue potenciar aún mas su sabor.
Para elaborar esta receta hemos partido de una barra de pan blanco que compramos hace cinco días. Pero recordar que, si os urge, podéis secar el pan en el horno. Cuanto más seco esté mejor será el resultado.
Vídeo de la Receta
Ingredientes [Para 150 gramos]:
- Barra de pan – 1 unidad (250 gramos)
Elaboración de la Receta
- Cortamos el pan en rebanadas de, aproximadamente, medio centímetro de grosor. Podemos cortarlo más fino si queremos, pero no mucho más grueso. La idea es evitar que el motor del procesador trabaje en exceso.
- Ponemos el horno a calentar a 140ºC.
- Rompemos las rebanadas en trozos y los añadimos al vaso del procesador. Trituramos hasta conseguir la consistencia que deseemos.
- Una vez que lo hemos triturado, lo extendemos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal.
- Metemos la bandeja en el horno. Horneamos entre 15 y 30 minutos, dependiendo de si el pan presenta mayor o menor humedad. En nuestro caso ha estado en el horno cerca de 20 minutos.
- Pasado el tiempo de horneado, sacamos la bandeja del horno y dejamos que el pan se enfríe.
- Una vez frío, ya podemos usarlo o meterlo en un bote con tapa donde se mantendrá en perfectas condiciones durante varias semanas.
Anotaciones y Consejos
Si no disponéis de procesador de alimentos, podéis rallar el pan con un rallador manual, o, incluso, con un molinillo de café. Para poder rallarlo a mano el pan debe estar muy seco. En esta caso, no lo cortaremos en trozos.
Personalmente me gusta que la textura del pan rallado no sea tan fina como la que suele tener el comercial. Con el uso del procesador de alimentos es fácil elegir una textura u otra, simplemente aumentando o disminuyendo el tiempo de molienda.
Cuanto más seco esté el pan menos tiempo habrá que hornearlo. Si vivimos en zonas con buen clima podemos incluso prescindir del horno y poner a secar el pan, una vez rallado, sobre el alféizar de una ventana para que pierda la humedad que pueda tener. Este paso es importante, ya que, si lo almacenamos mientras aún conserva un poco de humedad, es fácil que se estropee. Si el pan está muy seco, podéis prescindir de este paso.
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