El café, una de las bebidas más consumidas de todo el planeta, ha conseguido echar raíces en muchas culturas, en las que el acto de tomar café se ha convertido en un ritual casi sagrado. Como señalan algunos estudios, el consumo de café podría prevenir el cáncer, lo que, de confirmarse, afianzaría aún más su popularidad. A pesar de ser preparado a diario en millones de hogares de todo el planeta, los consumidores de buen café son conocedores de que no todo vale a la hora de obtener este preciado líquido negro. En el marcado podemos encontrar muchos modelos de cafeteras modernas, que intentan desbancar a la tradicional cafetera italiana. Sin embargo, más allá del tipo de cafetera elegido, para preparar el café perfecto hay una serie de aspectos que debemos tener muy en cuenta, como son la elección del estado del grano (molido o entero), la procedencia del mismo, la temperatura a la que se infusiona, el agua que usemos y la leche.
La materia prima deber ser buena
Un café perfecto pasa por elegir un grano de calidad superior así como un agua adecuada. En el mercado podemos encontrar básicamente, y en función de la variedad, dos tipos de café; el robusta y el arábica. Atendiendo al proceso de tueste tenemos tueste torrefacto o natural. Actualmente, el café que más se suele consumir está compuesto por una mezcla de ambos. Las cafeteras modernas de cápsulas presentan un amplio abanico de opciones para que el usuario elija la que más se adapte a sus exigencias.
Además del tipo de café, para los expertos cafeteros otro factor determinante es el agua que se use para la infusión. En este sentido, debemos decantarnos por aguas con bajas concentraciones de cloro y cal, por lo que, para los expertos, el agua mineral se convierte en la más recomendable.
La cantidad de agua a añadir también es fruto de debate, ya que es clave conseguir el punto justo. Algunos modelos de cafetera presentan una marca que indica el nivel apropiado, pero la mayoría no la presentan. Según los expertos, la clave en esos casos está en llenar de agua la cafetera hasta que ésta alcance el centro de la válvula circular por la que sale el vapor. De este modo, el equilibro que se alcanza entre café y agua es perfecto.
La dosis de café
Otro factor de gran importancia es la cantidad de café que ponemos en el filtro. En este sentido, se recomienda poner el grano molido con suavidad, y hacer que éste se asiente con pequeños golpes. Nunca se debe presionar el café para que quepa más cantidad en el filtro.
Cuando ya tenemos nuestra cafetera con el agua y dosis de café adecuado, la ponemos al fuego. El calor debe ser constante, ya que de este forma se consigue extraer todo el sabor al grano. Mantendremos la cafetera en el fuego hasta que el depósito se llene por completo.
Justo antes de servir, es clave remover el café dentro de la cafetera para que, de este modo, la concentración de éste sea igual en cada una de las tazas que sirvamos.
La importancia de la leche
Mucho más importante que el tipo de cafetera que usemos, es la leche elegida. No debemos calentarla a más de 65º C, ya que se verán alteradas sus propiedades nutricionales, y, a la vez, esto afectará al sabor final de la taza de café.Imagen:flic.kr/p/heaUL1Fuente:abc
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