El tomate es uno de los ingredientes principales en numerosas de las recetas que podéis encontrar en Cocina Casera. Lo hemos usado para preparar, entre otros, platos como nuestra versión del tumbet mallorquín, o el tradicional pisto manchego. Sus posibilidades en la cocina son numerosas, pero, lo que posiblemente mucha gente desconoce es que este fruto presenta numerosas propiedades. Con la intención de aportar información al respecto, en el artículo de hoy, os hablamos de los beneficios del consumo de tomate.
A su llegada desde el continente americano, la tomatera fue adoptada como una planta ornamental. Al principio sus frutos eran considerados tóxicos y no aptos para el consumo. Sin embargo, poco a poco se le fue perdiendo el miedo, hasta que, según recoge un escrito de esa época, es en el siglo XVIII cuando se usa por primera vez como ingrediente en una elaboración culinaria.
Las grandes propiedades del tomate tienen que ver con la presencia en su composición de sustancias con una potente acción antioxidante, es el caso, por ejemplo, del licopeno, un pigmento de naturaleza liposoluble que se libera durante el proceso de cocción.
Es por ello que en la cocina mediterránea, rica en sofritos y salsas, nos aseguramos un magnífico aprovechamiento de esta sustancia. El licopeno, cuyo descubrimiento es relativamente reciente, es la sustancia que da al tomate su característico color rojo, siendo el gran responsable de los enormes beneficios que el consumo de tomate aporta a nuestro organismo. Este antixodante está también presente, en otra frutas como el albaricoque, la sandía o la zanahoria, aunque en menor concentración que en el tomate. El consumo de licopeno nos ayuda a retrasar el envejecimiento celular, al proteger a las células de la temible oxidación provocada por los radicales libres.
La mejor forma de aprovechar todas las cualidades de este pigmento es cocinar el tomate, ya que al tratarse de una sustancia liposoluble, ésta se disuelve en medios grasos, como el aceite, por lo que al cocinarlos juntos nos aseguramos el máximo aprovechamiento. Si queremos comer los tomates en crudo, igualmente los acompañaremos de un buen chorro de aceite, preferiblemente de oliva, lo que hará que se produzca una mayor absorción de licopeno.
Además, el tomate es rico en otras sustancias beneficiosas, como es el caso de vitaminas como la A y la C. Posee también importantes minerales, como magnesio, fósforo, hierro, cobre, zinc, sodio, potasio, y calcio. Todo ello hace de este fruto un alimento con grandes propiedades desintoxicantes y mineralizantes, ayudando, por su efecto diurético, a la eliminación del ácido úrico.
Otras sustancias beneficiosas que podemos encontrar son los pigmentos flavonoides, que ayudan a mantener íntegra la pared celular, aumentando su permeabilidad y reduciendo su fragilidad.
Con sus cerca de 20 calorías por cada 100 gramos, el tomate se convierte en un alimento ideal en regímenes y dietas. En resumen, y como sucede con otras muchas verduras y frutas, es este un fruto que debe estar presente en cualquier dieta que quiera ser equilibrada y saludable.
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