El pestiño es uno de los dulces típicos de la Semana Santa y un clásico en las recetas de Navidad, fechas en las que los podemos encontrar junto a las tradicionales torrijas de leche o las torrijas de vino. El pestiño es considerado como una de las llamadas frutas de sartén, y su historia se remonta a hace varios cientos de años. La primera referencia escrita la podemos encontrar en el libro La lozana andaluza, escrita en 1528 por Francisco Delicado. Algunos historiadores consideran que sus orígenes se remontan a mucho antes creyéndose una elaboración emparentada con la Shebbakiyya elaborada en Marruecos.
Conocí los pestiños en Cheles, un pequeño pueblo de Badajoz, donde este dulce suele estar presente durante todo el año. En aquella ocasión, me pasé dos semanas desayunando dulces tradicionales, muchos de ellos imposibles de encontrar en otros lugares de España. De todos los que probé, los que más me cautivaron fueron los pestiños, con su masa hojaldrada y sabrosa y ese delicioso sabor a anís. Este amor a primera vista surgió hace 10 años, y desde entonces suelo volver anualmente a aquellas tierras, para volver a saborear los pestiños que mi abuela, a sus más de 87 años, aún sigue elaborando.
La elaboración de los pestiños es sencilla, consistiendo en la mezcla y amasado de unos pocos ingredientes. Tras el reposo de la masa, se extiende y se corta en cuadrados para formar los pestillos. Tras freírlos, se riegan con aguamiel y se sirven. Este postre goza de una magnífica conservación, manteniéndose durante días en perfecta condiciones.
Ingredientes para Pestiños. Dulce de Semana Santa y Navidad para 4 personas
- Harina de trigo – 750 gramos
- Vino blanco – 250 mililitros
- Aceite de oliva – 250 mililitros
- Anís estrellado – 2 cápsulas
- Canela – 1 rama
- Miel – 150 gramos
- Agua – 35 gramos
- Aceite – para freír
Cómo hacer la receta de Pestiños. Dulce de Semana Santa y Navidad
- El responsable del delicioso sabor y aroma de los pestiños que vamos a elaborar con esta receta es el anís. En algunas versiones se usa anís en grano, incorporándolo directamente a la masa o añadiéndolo a la infusión. Yo he usado anís estrellado. En un cazo, ponemos el vino, el anís y la rama de canela.
- Calentamos hasta que rompa a hervir. Mantenemos en el fuego durante 5 minutos y retiramos. Vertemos el vino dentro un recipiente para que se enfríe rápidamente.
- Secamos el cazo y ponemos el aceite de oliva a calentar. Ponemos dentro del cazo un trozo de corteza de naranja. Cuando la corteza empiece a burbujear, retiramos del fuego, sacamos la corteza de naranja y ponemos el aceite en un cuenco junto con la harina. Mezclamos, con la ayuda de una espátula o rasqueta de panadería, para que la harina absorba todo el aceite y comiencen a formarse una especie de gachas.
- A continuación, retiramos del vino el anís estrellado y la rama de canela y vertemos éste en el cuenco donde tenemos la harina. Amasamos para que la harina absorba todo el líquido. Una vez que tenemos la masa lista, tapamos el cuenco con un plástico y dejamos que repose durante 2 horas.
- Cuando queden unos minutos para que se cumpla el tiempo de reposo, ponemos a calentar abundante aceite de oliva, o de girasol, en una sartén.
- Pasado el tiempo de reposo, cortamos trozos de masa y los estiramos sobre la encimera con la ayuda de un rodillo. Debemos obtener láminas de masa con un grosor aproximado de unos 2-3 milímetros.
- Haciendo uso de un cortapastas cuadrado, de unos 10 x 10 centímetros, cortamos porciones de masa. Si no disponemos de cortapastas podemos usar un cuchillo para recortar trozos de la lámina de masa con forma de cuadrado.
- Con la ayuda de una brocha de silicona, pincelamos con un poco de agua el centro de la masa. Doblamos una de las esquinas hacia el centro y presionamos para que se fije. A continuación, ponemos otro poco de agua sobre la esquina doblada y doblamos la esquina contraria (ver vídeo).
- Una vez que el aceite esté bien caliente, echamos los pestiños por tandas poniendo hacia abajo la parte superior en la que hemos unido los extremos.
- Después de unos minutos, o cuando la masa empiece a coger color, giramos los pestiños para que se doren de manera homogénea.
- Una vez que estén dorados, los sacamos de la sartén y los ponemos sobre papel absorbente.
- Mientras se enfrían, preparamos el aguamiel. Ponemos el agua y la miel en un cuenco y mezclamos con una cuchara hasta que la miel se diluya formando una especie de almíbar.
- Servimos los pestiños regándolos con un buen chorro de aguamiel.
Notas y Consejos
Si no os gusta la miel, podéis rematar los pestiños con una mezcla de azúcar granulado y canela, o azúcar solo, o cualquier sirope (arroz, ágape, etc).
Con el paso de los días, los pestiños ganan mucho en sabor, sobre todo si los hemos bañado en el aguamiel.
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