Son muchos los estudios que se han hecho sobre las propiedades del vino. Algunos de ellos analizaron los efectos del vino para diabéticos. En concreto los estudios apuntan a que su consumo moderado tiene un efecto protector frente a la enfermedad.
Desde la Internacional Wine and Health defienden que a través de este consumo moderado se mejora el metabolismo de la glucosa. Por otro lado se incrementa el colesterol beneficioso en los pacientes con diabetes. Y es que las propiedades del vino además de convertirlo en una bebida interesante, hacen que actúe contra importantes enfermedades.
Según el estudio de este equipo de investigación la función protectora vendría determinada por los polifenoles del vino. Estos polifenoles están presentes tanto en los tintos como en los blancos. Aunque su presencia es mayor en los tintos.
Además del efecto de los polifenoles, se dice que el vino inhibe la acción de la enzima alfa-glucosidasa. Esta enzima activa la absorción de la glucosa a través del intestino delgado. Desde ahí pasaría directamente al torrente sanguíneo.
Pero ¿qué son los polifenoles?
Los polifenoles son una serie de compuestos bioactivos con una gran capacidad antioxidantes. En los últimos años ha despuntado su interés desde el punto de vista nutricional. Diversos estudios realizados en las últimas décadas atribuyen efectos beneficiosos de cara a enfermedades crónicas cardiovasculares o las neurodegenrativas.
Los principios activos de los polifenoles están asociados a combatir los procesos de oxidación celular. Este proceso generalmente se le conoce como estrés oxidativo. Además de ello a estos compuestos se les atribuyen también propiedades anti inflamatorias.
También tiene propiedades antiagregante plaquetario, antitrombótico e incluso hipolipemiante. Todas estas acciones son claramente beneficiosas en la prevención del desarrollo de la aterosclerosis y sus alteraciones asociadas a los factores de riesgo cardiovascular.
¿Cómo es el beneficio del vino para los diabéticos?
Una investigación publicada en el año 2015 por la revista Annals Of Internal Medicine hablaba de ello. Este estudio revelaba importantes datos para los diabéticos. En concreto beber un vaso de vino por las noches era mejor para ellos que beber uno de agua.
Aquellas personas diabéticas que se sometieron al estudio mejoraron su nivel de triglicéridos. Además de ello los valores del HDL, también conocidos como colesterol bueno, mejoraron de forma considerable.
Pero como ocurre con todos los estudios siempre surgen voces a favor y en contra. En concreto las voces en contra apuntan que para que esos efectos beneficiosos fuesen realmente asumibles y reconocibles para la salud de los diabéticos se necesitaría un consumo mucho mayor que el moderado.
Las Asociaciones de Diabéticos a nivel internacional dejan a los pacientes que sena ellos los que decidan sobre el consumo de alcohol. Sin embargo desde ellas advierten a las personas que padecen diabetes la necesidad de que su consumo de alcohol sea moderado. Y es que las bebidas alcohólicas añaden calorías y pueden complicar el control glicémico de los pacientes.
Pese a ello la integración en el mercado de productos aptos para enfermos crónicos está a la orden del día. Al igual que ocurre con los celiacos o enfermos de Crohn, diversas marcas se están diversificando al ver un nicho de mercado interesante y sin explotar.
Un vino sin azúcar
Así por ejemplo una de las bodegas más antiguas de Uruguay ha apostado por la creación de un vino que además de no tener azúcar, se incluye dentro del sello ecológico y se destina principalmente a los diabéticos. Se trata de la marca Vinos de la Cruz.
Esta empresa fundada en el siglo XIX y de carácter familiar empezó a finales de los 90 a incorporar procesos ecológicos en la explotación de sus viñas. Los agentes químicos de síntesis fueron sustituidos por fertilizantes naturales como el guano.
Precisamente por ser elaborado sin azúcar se convierte en un vino para diabéticos. En concreto el producto de Vinos de la Cruz no afectan a los niveles de glucemia como cualquier otro vino convencional.
Para asegurar el carácter inocuo de este vino para diabéticos, la empresa encargó a un laboratorio estadounidense el análisis de su producto. En dicho estudio se acreditó que la bebida no contenía trazas de azúcar. Esto se consigue directamente en las cubas.
A través de un sistema de braceo la levadura transforma por completo el azúcar en alcohol. Este proceso es el que lo diferencia de otros sistemas tradicionales donde la levadura se transforma por interacción de un agente químico cuando llega a las cotas más altas de fermentación.
En resumen, cada paciente tiene el control de su enfermedad. El problema de beber vino convencional está vinculado con el concepto de moderación. Un exceso en el consumo del alcohol puede perjudicar el estado de los diabéticos. En caso de consumir estos vinos la clave está en no perder nunca el sentido de la moderación.
Afortunadamente y al igual que ocurre con otras enfermedades, cada vez son más las marcas que apuestan por crear productos exclusivos orientados a hacer la vida más sencilla a un target, desafortunadamente, bastante amplio.
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