El consumo de sésamo aporta grandes beneficios al organismo, pudiéndose disfrutar del mismo de diversas maneras; en aceite, en pasta (tahini), en forma de semillas (en ensaladas, panes, galletas, etc). En sus inicios, el sésamo se comenzó a usar como saborizante y espesante de muchos platos. En la actualidad, es uno de los ingredientes más usados en las cocinas de muchos países. En el presente artículo os voy a hablar pues de los beneficios del consumo de sésamo así como de sus posibles usos. En Cocina Casera, podéis encontrar algunas recetas en las que hemos usado sésamo, como en el caso de nuestros panecillos de pimienta y sésamo o nuestro hummus libanés.
Propiedades nutricionales del sésamo
El sésamo es una planta que se originó en países como África y la India, desde donde llegó al continente americano de la mano de los esclavos. Actualmente, estas semillas están presentes en la gastronomía de medio mundo, particularmente en la cocina de Oriente.
Entre las propiedades del sésamo destaca su elevada concentración de proteínas, especialmente del aminoácido metionina, que es uno de los aminoácidos esenciales para la vida. Las grasas que podemos encontrar en su composición son insaturadas, que junto a la presencia de lecitina, hacen de estas semillas un buen aliado en la reducción del colesterol.
Además, cabe destacar también la presencia de numerosos minerales que son de vital importancia para nuestro organismo. Entre ellos podemos encontrar:
- Hierro. Forma parte de la hemoglobina de los glóbulos rojos, siendo fundamental para un correcto transporte de oxígeno a todas las células del cuerpo.
- Calcio. Elemento clave en la formación de huesos y dientes.
- Zinc. Es un mineral esencial para el metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y las grasas.
El sésamo también destaca por contener importantes cantidades de fibra, lo que nos ayuda a mantener en perfecto estado nuestros intestinos, ayudando a su vez en la prevención de numerosas enfermedades que pueden llegar a ser crónicas.
Usos del sésamo en la dieta
Son numerosas las formas en las que podemos incluir el sésamo en la alimentación; por un lado tenemos el tahini, que es una pasta de sésamo que podemos consumir tal cual, o añadirla a diversas preparaciones para enriquecerlas, como en el caso de diversas salsas. También lo podemos consumir en forma de sal de sésamo, que recibe el nombre de gomasio. Y, como no, podemos consumir las semillas sin más, sin ningún procesado previo, añadiéndolas directamente a panes, bizcochos, ensaladas, galletas,etc. Además de las recetas que hemos mencionado en la introducción, en nuestra página podéis encontrar otras recetas con sésamo, como nuestras croquetas de garbanzos y sésamo, o la tradicional receta de mutabal o baba ganush.
Aceite de sésamo
Los más habitual es consumir el sésamo en forma de semillas, incluyéndolas, como ya hemos apuntado, en numerosas elaboraciones (panes, galletas, como rebozado de croquetas, etc).
Otra forma de consumir sésamo es en forma de aceite, con el que aliñar ensaladas, o añadir a diversas elaboraciones. Éste se obtiene a partir de un proceso de prensado mecánico, en frío, obteniéndose así un producto de gran calidad y pureza que posee un aroma y gusto intenso, con el que dar un toque muy especial a muchas elaboraciones (arroz, cuscús, ensaladas de pasta, verduras salteadas, etc.) Una de las grandes virtudes de este aceite, como en el caso del aceite de soja, es la presencia de una elevada concentración de ácidos grasos poliinsaturados. Además, la presencia de sesamol, potente antioxidante natural, hace que el aceite de sésamo sea un producto muy estable que ofrece una gran resistencia a la oxidación sin necesidad de refinarlo como ocurre con otros aceites vegetales. Por tanto, a la hora de buscarlo es conveniente que nos decantemos por un aceite de sésamo sin refinar para beneficiarnos así de todas sus propiedades.Fuente:consumer.es
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