El espárrago verde es una verdura de la familia de las liliáceas, muy rica en nutrientes y antioxidantes, muy bajo en calorías, que apenas engorda, da muchísimo juego y además, dado que tiene muy pocos hidratos de carbono, es un alimento perfecto para los diabéticos. Hoy te vamos a contar más sobre los espárragos verdes y trigueros, y si lo que quieres son recetas, en Cocina Casera encontrarás muchas recetas con espárragos.
Espárragos verdes y trigueros
Aunque casi todo el mundo habla indistintamente de espárragos verdes y trigueros, no son exactamente lo mismo. Los espárragos verdes pueden ser trigueros (es decir silvestres), o cultivados, que son más pequeños, más duros y de sabor más suave. A diferencia de los espárragos blancos, los verdes no crecen debajo de la tierra: son brotes recientes de una cepa, que gracias a la acción del sol, que activa la clorofila, adquieren el característico tono verde.
Propiedades de los espárragos verdes
Además de ser una deliciosa verdura con la que preparar todo tipo de platos, los espárragos verdes tienen un potente efecto diurético, ya que favorecen la actividad de los riñones, y también mejoran el tránsito intestinal, gracias a su contenido de celulosa.
Valor nutritivo de los espárragos verdes
Además de antioxidantes (como los betacarotenos y la vitamina C) y fibra, los espárragos verdes son muy ricos en vitaminas del grupo B, que favorecen la función cerebral y el sistema nervioso, además de mantener el nivel energético y mejorar la salud emocional (uno de los signos de carencia de vitamina B es sentirse cansado, deprimido o muy nervioso). Por otra parte, también contienen mucho ácido fólico, muy interesante para las embarazadas, así como minerales esenciales como cobre, manganeso, fósforo, potasio, hierro, magnesio y selenio, entre otros.
Cómo elegirlos y comprarlos
A la hora de elegirlos, es importante que las puntas estén cerradas y compactas, que tengan el tallo bien firme, y el color, uniforme. Será la mejor forma de asegurarnos de que están frescos. Hay que tener en cuenta que se estropean y endurecen rápido, por lo que conviene consumirlos en poco tiempo cuando los compramos.
Cómo prepararlos
Simplemente a la plancha ya están deliciosos, pero admiten todo tipo de preparaciones: cocidos, revueltos, en tortilla, en ensalada, en puré o crema… Un aspecto interesante es que tienen la capacidad de potenciar el sabor del huevo, por eso los revueltos y las tortillas son muy buenas opciones para prepararlos.
Para cocinarlos, primero cortaremos el tallo leñoso, rasparemos de abajo arriba tirando de las hebras, y coceremos en manojos, a poder ser, de pie y con el tallo abajo. Créditos-Shutterstock
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