Golosinas: Cuidado con los niños
Hoy seguimos en la línea de artículos que se preocupan de velar por nuestra salud, poniéndonos en aviso de los productos que no son buenos para nuestro cuerpo y de aquellos alimentos que no deben faltar en nuestra dieta. En artículos anteriores os hablábamos de los peligros de las bebidas azucaradas. En esta ocasión, hemos decidido centrar nuestra atención en las golosinas, o chucherías, esos pequeños dulces cuyo consumo está muy extendido entre la población, y, especialmente, entre los niños, lo que resulta aún más preocupante.
Las chucherías son una mezcla de conservantes, colorantes, aditivos, saborizantes y espesantes. Todos estas sustancias de síntesis pueden producir diversos problemas metabólicos en nuestra organismo. Además de que son ricas en azúcares, sustancia que, como apuntan numerosos estudios, es mucho más adictiva para nuestro cuerpo que el tabaco, estos productos contienen más de 17 colorantes sintéticos y un elevado porcentaje de grasas hidrogenadas, lo que les otorga esa textura elástica y esos colores tan llamativos que hacen que los niños se sientan atraídos hacia ellas.
Las chuches y la bollería industrial, están acabando con la tradición de muchos lugares, donde antaño los niños merendaban a base de fruta u otros productos saludables. En la actualidad, la bollería, y otros productos azucarados, ocupan un puesto destacado en las meriendas de los más pequeños. Las golosinas ya no se ofrecen de tanto en tanto como algo excepcional, si no que, en la actualidad, lo excepcional y sorprendente es ver a los niños comiendo fruta u otros alimentos sanos. Con estos nuevos hábitos, estamos suministrando a los niños una ingente cantidad de azúcar refinada, sustancia que produce un aumento de la hiperactividad y agresividad en los menores. Debido a estas costumbres, se ha producido un aumento en los casos de hiperglucemia (relacionada con la hiperactivdad) e hipoglucemia (asociada a cansancio y decaimiento). Destacar también que el azúcar refinado desempeña un papel clave en el aumento de los casos de obesidad infantil, que, a día de hoy, se ha convertido en uno de los mayores problemas de la sociedad de Occidente.
Estos productos tienen un elevado índice calórico, y son pobres en nutrientes. Un estudio realizado por el Centro de Salud Pública de California rebela que un envase mediano de palomitas, más el refresco con las que se suele acompañar, contienen la nada despreciable cifra de 1160 calorías y aproximadamente 60 gramos de grasas saturadas, cantidad que triplica las recomendaciones de grasa para un día. Los aceites de palma y margarina son los mas usados en estos productos, ricos, ambos, en grasas hidrogenadas que aumentan el riesgo de padecer problemas cardiovascules asociados a altos niveles de colesterol. Si quieres saber más sobre las grasas hidrogenadas, puedes ampliar tu información con nuestro artículo; los peligros de las grasas hidrogenadas.
La obesidad está en aumento, y, al contrario de lo que mucha gente piensa, no se debe a una cuestión genética. Si bien es cierto que en algunos casos puede haber cierta predisposición en nuestro ADN, lo que realmente va a determinar el que padezcamos obesidad va a ser nuestra alimentación. Si abusamos de productos hipercalóricos pobres en nutrientes, almacenaremos grasas, y nuestros niveles de colesterol se elevarán. Las golosinas responden a este tipo de productos altos en calorías, en cuya composición se incluyen sustancias poco saludables, abusando del azúcar y de la sal. A pesar de que con la palabra chucherías solemos referirnos a las que son dulces, hay que dejar claro que también las hay saladas, y que éstas conllevan igualmente riesgos para la salud.
Por todo ello, debemos evitar el consumo abusivo de este tipo de productos, tanto de los que son ricos en sal y grasas; como patatas fritas, cortezas, palomitas de maíz, galletas saladas,…, como de aquellos otros que son ricos en azúcares; como es el caso de gominolas, caramelos, dulces, batidos, refrescos,…
Al alimentarnos, pensemos con la cabeza, no con el estómago.
Esperamos que este artículo os sirva de ayuda a la hora de orientar vuestra alimentación hacia hábitos más saludables. Porque nuestro cuerpo es nuestro santuario, cuidémoslo como tal. créditos-flickr: mauren Fuentes: @Holistika @Elmundo
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