Cebolla crujiente

Cebolla crujiente

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Cebolla crujiente

La primera vez que comí cebolla crujiente fue en un pequeño pueblo de la Alpujarra Granadina, donde nos la sirvieron al lado de un filete de carne de ternera y unas patatas fritas. No recuerdo si la carne o las patatas estaban mejor o peor, pero lo que tengo grabado es el intenso sabor de aquellas tiras crujientes de color dorado que se deshacían en la boca. Hasta ese momento yo no era muy amigo de la cebolla, pero aquel día me convertí en un devoto seguidor de este versátil bulbo, con el que se pueden elaborar incontables recetas. De entre ellas, os dejo con dos de mis favoritas; cebolla confitada y aros de cebolla fritos,

Las aplicaciones culinarias de la cebolla crujiente son infinitas. Su sabor intenso, de carácter marcadamente dulzón, se alza por encima del sabor de otros ingredientes, potenciando el contraste de sabores en aquellas elaboraciones en las que se la presenta. Bien podemos servirla como un delicioso acompañamiento de carnes y pescados o como ingrediente destacado de una hamburguesa o perrito caliente, también podemos disfrutar de su textura servida junto a parrilladas de verduras, con las que contrastará estupendamente en cuanto a textura o, por qué no, comérnosla tal cual!! En casa suele pasar que cuando frío cebolla, con intención de servirla como acompañante, rara vez queda algo después de las continuas visitas a la cocina de los habitantes de este hogar. Es así!!, su olor y textura son tan atrayentes que es difícil contenerse!

Hay muchas formas de preparar cebolla crujiente, hay quienes la cortan en trocitos pequeños, otros la cortan en finas tiras, los hay que la deshidratan un poco en el horno antes de freírla, en otras versiones se  deshidrata embadurnando la cebolla ya cortada en sal y manteniéndola así durante horas, y, en muchas otras versiones, como en la que os presento a continuación, el proceso es más rápido, durando apenas unos pocos minutos. Se haga como se haga, lo importante es que elijamos cebollas dulces, y que no dejemos de removerlas mientras se fríen para que no acabemos con un bloque de cebolla enmarañada.

Antes de ponernos el delantal y meternos en faena, os dejo un enlace para que evitéis llorar durante la preparación de esta receta;  los 6 mejores trucos para no llorar cortando cebolla.

Vídeo de la Receta

Ingredientes [para 1 cebolla]:

  • Cebolla grande – 1 unidad
  • Harina de arroz – 2 cucharadas grandes
  • Aceite de girasol – para freír
  • Sal – opcional

Elaboración de la Receta

  1. Ponemos a calentar abundante aceite de girasol en una olla. Si tenéis la posibilidad de controlar la temperatura del aceite, calentamos éste hasta que alcance los 180º C. El aceite no debe superar esa temperatura, ya que, de hacerlo, nuestra cebolla se quemará con facilidad.
  2. A continuación, debéis decidir cómo vais a cortar la cebolla. Yo he optado por cortarla por la mitad, y esas mitades las he cortado a su vez en finas tiras. Pero, si lo deseáis, también la podéis picar en trozos pequeños. No creo que el tipo de corte sea determinante, siempre que se corte en tiras o trozos pequeños que faciliten una rápida cocción.
  3. Una vez que hemos cortado la cebolla, la ponemos en un cuenco y añadimos poco a poco la harina de arroz. Si no disponéis de este tipo de harina podéis usarla de trigo. La ventaja que tiene usarla de arroz es que la cebolla queda más fina. Con harina de maíz se obtiene también mejor resultado que con la de trigo. Una vez que hayamos puesto la harina, mezclamos con la ayuda de una cuchara para que se impregne toda la cebolla. Para llevar a cabo este paso, también podemos poner la cebolla en un recipiente con tapa, o una bolsa con cierre hermético, añadir la harina y agitar enérgicamente para que la harina se adhiera a la cebolla. La cantidad de harina a añadir dependerá del tamaño de la cebolla que usemos. La idea es que las tiras, o trozos de cebolla, queden cubiertas por una fina capa de harina.
  4. Una vez que hemos enharinado la cebolla, ponemos un poco en la olla. Con la ayuda de una araña (es un utensilio de cocina parecido a una espumadera), vamos removiendo sin parar para que las tiras de cebolla no se acaben pegando unas a otras. Debemos estar muy atentos al proceso de cocción, ya que la cebolla pasa de estar blanca a coger un bonito color dorado en muy poco tiempo.
  5. Cuando la cebolla esté dorada, la retiramos de la sartén y la ponemos sobre papel absorbente.
  6. Dejamos que se enfríe un poco y ya podemos usarla para acompañar cualquier elaboración.

Anotaciones y Consejos

Si lo deseamos, cuando las cebolla se haya enfriado, podemos guardarla en un bote con cierre hermético donde se mantendrá en buen estado durante semanas, de este modo, podemos hacer uso de ella en cualquier momento.

Si queremos obtener un producto final con un color diferente, podemos decantarnos por la compra de cebollas moradas.

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Jose Balandin
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