El rebozado es una técnica de cocina que se suele aplicar a diversos alimentos y preparaciones para que conserven un interior jugoso tras la fritura y, a la vez, otorgarles un exterior crujiente.
Esta técnica se suela aplicar a la hora de elaborar numerosos platos como croquetas de pollo, calamares a la romana, aros de cebolla, etc. Aunque el rebozado es de fácil aplicación, hay algunas consideraciones a tener en cuenta si queremos obtener un gran resultado.
En el artículo de hoy, os vamos a dar algunas indicaciones sobre cómo elaborar el rebozado perfecto. No os las perdáis, porque aplicándolas obtendréis muy buenos resultados.
Rebozado clásico: huevo batido y pan rallado
Este tipo de rebozado es el que más se ha venido utilizando desde hace décadas. Resulta ideal en el caso de preparaciones en las que buscamos un exterior muy crujiente. A la hora de ponerlo en práctica, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones:
- Si vamos a rebozar alimentos húmedos, debemos secar previamente su superficie con un poco de papel absorbente, de este modo, la harina se pegará mucho mejor al alimento.
- Para que el rebozado quede más crujiente, una vez pasado el alimento por el pan rallado, lo metemos en la nevera para que se seque su capa externa, consiguiéndose así una textura extra crujiente. Tras sacarlos de la nevera, podemos volver a rebozar los alimentos antes de freírlos.
- Si queremos potenciar el sabor, podemos añadir al pan rallado un poco de perejil y ajo picados finamente.
Rebozado de harina y huevo batido
Este rebozado va muy bien con alimentos que presentan una gran humedad, como es el caso de pescados y carnes. Al aplicar el rebozado, protegemos el interior de estos ingredientes, haciendo que queden muy jugosos tras la fritura. En este tipo de rebozado los alimentos se pasan primero por huevo batido y luego por harina tamizada. Como en el caso anterior, os sugerimos algunas recomendaciones:
- Es interesante tamizar la harina para que no nos queden grumos. Para ello, podemos pasarla por un colador de malla fina, o un tamiz. La tamizamos directamente sobre un plato, poniendo una buena cantidad.
- Debemos manipular los alimentos con la manos previamente enharinadas, o con un par de tenedores o cucharas, pero llevando cuidado de no pinchar el alimento. Tras pasarlo por harina, lo sacudimos suavemente para retirar el exceso de harina.
- Seguidamente, lo pasamos por el huevo perfectamente batido, prestando atención para que el huevo impregne el alimento por todos lados.
Rebozados que marcan la diferencia
Si estáis aburridos de los clásicos rebozados, o simplemente sois de los que os gusta probar cosas nuevas, os animo a que introduzcáis ingredientes diferentes. Una alternativa al pan rallado puede consistir en diversos frutos secos triturados, como almendras, nueces, kikos, etc. Os aseguro que quedaréis maravillados con el resultado.
Podéis prescindir del huevo en los rebozados, y, tras la harina, pasar el alimento por cerveza, agua con gas, o una mezcla de levadura química y agua.
La fritura
A la hora de freír los alimentos rebozados debemos hacerlo en aceite muy caliente. La temperatura ideal dependerá del tipo de alimento que vayamos a freír. También es importante que friáis los alimentos por tandas, para que la temperatura del aceite no descienda bruscamente. Os invitamos a que ampliéis vuestra información sobre este tema con nuestro artículo: «Cómo conseguir una fritura perfecta«, en el que os damos muchos consejos para culminar con éxito la fritura de cualquier producto rebozado. Imagen:flic.kr/p/dvhmCUr
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