Los peligros del pan industrial
En un artículo anterior os hablábamos de las principales diferencias entre el pan blanco y el integral, y hoy nos disponemos a continuar hablando de ese gran alimento que suele estar presente en la mesa de millones de hogares de todo el mundo, y que ocupa un lugar destacado en la base de la pirámide nutricional de zonas como Europa, India, América y Oriente Medio. En este artículo, nos vamos a centrar en los efectos negativos del consumo de pan industrial sobre nuestra salud.
En la actualidad, la inmensa mayoría del pan que se puede adquirir en grandes superficies y comercios pequeños, ha sido elaborado siguiendo los cánones que marca una industria que poco tiene en cuenta la salud del consumidor. Las masas pre-cocidas congeladas son el estandarte de esta industria.
En la fabricación de estos productos industriales de panadería se usan harinas refinadas y diversos agentes químicos. El refinado de la harina supone la pérdida de cerca de 22 nutrientes esenciales para nuestro cuerpo. Después de eliminar estos nutrientes naturales, la industria añade a la masa de pan diversas sustancias (vitaminas y minerales sintetizados en laboratorio) que tienen como finalidad tratar de paliar estas deficiencias provocadas por su propio método de fabricación.
Valor nutricional del pan industrial
- Es pobre en proteínas y minerales (potasio y magnesio, entre otros),
- Apenas tiene vitaminas del grupo B, ya que éstas están presentes en el grano entero del cereal, y no en la harina refinada.
- Presenta niveles más bajos de polisacaridos como la hemicelulosa y la celulosa
- La cantidad de fibra dietética presente en el pan industrial es casi inapreciable, esto hace que su consumo pueda provocar graves trastornos intestinales como estreñimiento y enfermedades del colón.
Presencia de levaduras químicas
La levadura de panadería (Saccharomyces cerevisiae, en cualquiera de sus formatos (en pasta, seca o fresca prensada) fermenta la masa provocando la liberación de gases que son atrapados por la red de gluten dando así al pan un volumen y textura característicos. Sin embargo, en la industria se suelen emplear levaduras químicas, que nada tienen que ver con las levaduras del género Saccharomyces. Estos compuestos químicos son capaces de generar gases como hace la levadura natural. Sin embargo, esta forma de conseguir volumen tiene efectos negativos:
- Por un lado, con el uso de levaduras químicas no se produce la ruptura del almidón. Dicha ruptura solo la llevan a cabo las levaduras naturales, lo que hace que el pan fermentado por ellas presente una mayor digestibilidad. Este podría ser el motivo de que, en la actualidad, cada vez mayor número de personas sufran intolerancia al gluten.
- Por otro lado, las levaduras químicas contienen sustancias como el aluminio. Este metal se deposita en el cerebro, lo que puede dar lugar a la aparición de la enfermedad de Alzheimer. También están presentes otros compuestos como: cloruro de amonio, cloruro de amilasa y bromato de potasio, todos ellos considerados como posibles agentes carcinogénicos.
Otras sustancias poco deseables presentes en el pan industrial
- Sustancias blanqueadoras. En la elaboración del pan industrial se usan compuestos como el dióxido de cloro, que también es usado en la fabricación de detergentes. Se ha comprobado que este compuesto provoca la destrucción de parte de nuestra flora intestinal.
- Propilenglicol. Se usa para evitar posibles cambios de color en los productos de panadería. También se usa como anticongelante. Diversos estudios han comprobado que su consumo puede provocar depresión en animales de laboratorio.
- Aceite de coco. Es el aceite vegetal con mayor concentración de grasas saturadas.
- Propionato de calcio (E-282). Se usa con la finalidad de evitar la contaminación por bacterias y hongos de los productos de panadería. Se ha comprobado que su uso destruye enzimas que son necesarias para poder llevar a cabo una correcta asimilación del calcio.
Por todo lo expuesto, se recomienda que, debido a la importancia que tiene el pan en nuestra alimentación, evitemos consumir panes industriales refinados. La mejor opción son los panes biológicos integrales. En la elaboración de panes 100% integrales se usa el grano de cereal entero, sin refinar, por lo que el producto final presenta una gran riqueza de minerales, vitaminas, hidratos de carbono, proteínas y toda la fibra presente en el grano. El pan que suelen vendernos como «integral» no lo es, y en la mayoría de ocasiones se trata de pan blanco refinado que ha sido enriquecido con salvado, que es la capa más externa del cereal.
Si además de decantarnos por panes integrales, buscamos aquellos que sean biológicos, nos estaremos beneficiando doblemente, ya que para la elaboración de estos productos no se han usado productos químicos, del mismo modo que tampoco se han usado químicos en todo el proceso de cultivo del cereal. Consumiendo productos orgánicos estamos ayudando a preservar el medio ambiente.
(Nota sobre la imagen del artículo: en la fotografía que acompaña a este artículo, se pueden ver panes artesanos elaborados sin los aditivos que se suelen usar en la industria panadera. Os recomendamos que busquéis con esmero este tipo de productos, porque vuestro cuerpo os lo agradecerá). créditos-flickr:JULIENDavid-646538 Fuente:@bedoce
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