¡Hola Cocinacas! Si sois unos apasionados del queso, la raclette os va a encantar. Se trata de un plato de queso suizo que lleva el mismo nombre, se come fundido y acompañado con embutidos, carnes y patatas cocidas. Precisamente el queso se funde en un aparato eléctrico llamado raclette.
Hemos incluido este artículo dentro de nuestra sección de alimentos porque además de dar a conocer el plato típico suizo, también queremos que conozcáis el queso raclette. Aunque ya os hablamos de él por ser uno de los quesos europeos más consumidos en el mundo, aprovecharemos para ampliar más la información y animaros a que lo probéis porque la verdad es que está riquísimo.
Aunque el plato está tradicionalmente asociado a los días de frío, la realidad es que los helvéticos aprovechan cuando llega el buen tiempo para reunirse alrededor de una raclette y disfrutar de su gastronomía local.
A continuación veremos en qué consiste la reclette y cómo es el queso, hablaremos sobre su origen y cómo prepararlo en casa, para que puedas compartirlo y sorprender a tus familiares y amigos.
La reclette es originaria del cantón suizo de Valais. Antiguamente los pastores suizos fundían el queso acercándolo al fuego, donde también asaban las patatas. Cuando la superficie del queso estaba derretido, lo raspaban con un instrumento de hierro y lo untaban en las patatas. De ahí surgió el nombre del plato, ya que proviene del verbo francés racler, que significa rascar.
El queso Raclette
Es un queso semiduro, extragraso, producido con leche cruda de vaca. En 2007 se le otorgó la denominación de origen Raclette du Valais (appellation d’origine protégée) con el fin de proteger y certificar su autenticidad.
A cada queso se le pone el sello que certifica su origen en la corteza tras el formado en la prensa y se somete a un baño de sal. Cuando se elimina gran parte del agua, empieza a formarse la corteza.
La forma del queso es una gran rueda cuya maduración se lleva a cabo en bodegas, entre tres y seis meses. En ese tiempo se desarrollan los aromas y sabores de cada queso, con matices diferentes en cada ejemplar debido a la variedad y a la riqueza de la flora alpina. Y a su vez, los maestros queseros controlan la calidad del producto para que sea excelente.
Los quesos adquieren forma de rueda chata, de unos 35 cm de diámetro y unos 7 cm de alto, cuyo peso oscila entre los 6 y 8 kilos. Como decíamos al principio, es un queso semiduro, de pasta clara y cremosa, sin apenas ojos y con un aroma suave con matices de hierbas y flores. Al ser un queso muy graso se funde especialmente bien. Además, la corteza es rugosa y comestible.
Cómo preparar el plato en casa
Existen tres formas de preparar una raclette en casa, siguiendo el estilo suizo. Las dos primeras son más tradicionales porque requiere cortar la rueda por la mitad, mientras que la tercera es la más moderna y se utiliza el queso cortado en lonchas.
Al fuego
Básicamente consiste en fundir el queso sobre el fuego de leña, tal y como lo hacían los pastores suizos antiguamente. Es el fuego el que directamente hace la fundición.
Bajo una placa de calor
Esta técnica es la más se emplea en ferias o mercados gastronómicos en lo que se puede pedir raclette para comer en el momento. Consiste en poner la mitad de la rueda bajo una placa que radia calor y cuando se funde el queso lo rascan y se echa sobre la patata o el acompañante deseado.
Con estas dos técnicas además se consigue el tostado de la corteza. Debido a que se aplica una fuente de calor tan fuerte sobre el corte de la rueda de queso, la corteza también se funde, se dora y se tuesta. Así se consigue una textura crujiente y adquiere un sabor intenso muy apreciado.
Raclette doméstica
Son planchas eléctricas que tienen dos niveles. En el superior suele servir como plancha para hacer otros ingredientes y en el nivel inferior es donde se encuentran las bandejas individuales. El queso se compra en porciones para ponerlas directamente en cada bandeja y esperar a que se funda.
La raclette puede ser rectangular o redonda y de diferentes tamaños: con 4, 6 u 8 bandejas. Junto a la fondue, son los dos aparatos eléctricos de fundición que casi todas las familias suizas tienen en sus casas.
Ingredientes que no pueden faltar
Lo habitual es quedar con amigos o familiares para disfrutar de una raclette, por lo que cada uno se hace responsable de su bandeja. El queso no se puede quemar, ni acumular en el plato. En cuanto se funde, se debe comer.
Además del queso, en la mesa hay tres ingredientes básicos que no suelen faltar. El primero de ellos son las patatas, normalmente pequeñas, redondas y servidas con la piel. El segundo son los pepinillos, agridulces, a veces picantes o aderezados con semillas de mostaza. Y el tercero son las cebolletas encurtidas.
Los más tradicionales no incluyen ningún otro ingrediente más. Sin embargo, las generaciones más jóvenes también incluyen embutidos, carnes cortadas en tiras y jamón en el menú.
En verano también suelen incluir verduras u hortalizas frescas. Los tomates gustan mucho y a veces se acompañan de verduras a la parrilla.
A todo ello también se le echa como aderezo pimienta negra, pimentón o mezcla de especias.
Y como acompañamiento, toman bebidas calientes como el té, o con un vino blanco ligero.
¿Qué te ha parecido este nuevo plato suizo? ¿Te animarás a comprar el queso y la raclette para prepararlo en casa? Cuentanoslo a través de los comentarios y si ya lo has probado alguna vez, nos encantará saber si te gustó o no.
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¡Hasta pronto Cocinacas!
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