Pan de albahaca

Pan de albahaca

Valoraciones

3 h y 50 m
Calorias: 255
Fácil
2 personas

Pan de albahaca

Este es un pan con el que sorprenderás a tus amigos, tanto por su increíble y contundente sabor, como por su bonito interior en el que se combinan armoniosamente el color blanco y verde de las dos masas usadas para su elaboración. En nuestra web puedes encontrar otros panes con una miga llena de sorpresas, como nuestro pan casero de verduras con masa madre, nuestro pan de patata, ajos, tomates secos y aceitunas o nuestro pan de chocolate y dátiles.

Ingredientes para Pan de albahaca para 2 personas 1 unidad

Para la masa verde:

  • Harina blanca de trigo - 117 gramos
  • Harina blanca de trigo - 117 gramos
  • Agua - 101 gramos
  • Aceite de oliva - 17 gramos
  • Hojas fresca de albahaca o albahaca seca - 15 hojas frescas o 1 cucharada colmada de albahaca seca.
  • Sal - 3 gramos
  • Levadura seca de panadería - 1 gramo

Para la masa blanca:

  • Harina blanca de trigo - 134
  • Harina integral de trigo - 58 gramos
  • Agua - 115 gramos
  • Aceite de oliva - 19 gramos
  • Sal - 4 gramos
  • Levadura seca de panadería - 1 gramo

Cómo hacer la receta de Pan de albahaca

  1. En primer lugar, ponemos las hojas de albahaca junto con el agua en el vaso de la batidora. Batimos, hasta triturar bien las hojas, y pasamos el licuado de agua y hojas a través de un colador para quitar los restos de hojas. Obtendremos un licuado de color verde oscuro, del que apartaremos los 101 gramos que necesitamos para la masa verde.
  2. En un cuenco mediano, mezclamos las harinas de la masa blanca, añadimos el agua y el aceite y removemos bien para que las harinas queden humedecidas y no queden zonas con harina seca. Tapamos con un trapo el cuenco y dejamos reposar durante 25 minutos. A este reposo se le denomina autolisis, y tras llevarlo a cabo nos será mucho más fácil amasar. Siguiendo una técnica de amasados cortos, y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo tendremos lista nuestra masa.
  3. Nada más poner a reposar nuestra masa blanca, iniciamos el amasado de la masa verde procediendo del mismo modo descrito en el paso anterior. Esta vez añadiremos el licuado de agua y albahaca, que será el que dará lugar a una masa con una coloración verdosa.
  4. Tras la autolisis, aceitamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos la masa blanca sobre ella. Nos ponemos un poco de aceite en las manos y extendemos ligeramente la masa. Repartimos la sal por la superficie de la misma, y amasamos suavemente durante 1 minutos. Aceitamos un poco el cuenco, hacemos una bola con la masa y la metemos dentro. Tapamos con un trapo, o una bolsa de plástico, y dejamos reposar durante 15 minutos.
  5. Volcamos nuestra masa verde sobre la mesa de trabajo y procedemos del mismo modo que acabamos de llevar a cabo con nuestra masa blanca.
  6. Tras el reposo de la masa blanca, repetimos el paso anterior en el que añadíamos la sal, pero esta vez añadimos la levadura. Una vez añadida, amasamos durante 1 minutos y damos a la masa un nuevo reposo de 10 minutos.
  7. Repetimos el paso anterior con nuestra masa verde para añadir la levadura.
  8. Volcamos de nuevo la masa blanca sobre la superficie de trabajo. Amasamos durante 1 minuto. La masa ya debería empezar a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.
  9. Volcamos nuestra masa verde sobre la superficie de trabajo y repetimos las instrucciones del paso anterior.
  10. Una vez que tanto la masa blanca como la verde han doblado su volumen, enharinamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos, en primer lugar, la masa blanca sobre ella. Estiramos la masa hasta conseguir un rectángulo de aproximadamente 25 X 15 centímetros. Reservamos. Cogemos la masa verde y la estiramos hasta conseguir un rectángulo de 22 X 12 centímetros.
  11. Una vez que tenemos ambas masas estiradas, procedemos a formar el pan, para ello, cogemos la masa blanca y la ponemos, a lo largo, frente a nosotros. Cogemos la masa verde y la ponemos encima de la blanca del siguiente modo: el frontal de la parte superior de la masa verde debe coincidir con el frontal de la parte superior de la masa blanca. En el frontal más cercano a nosotros, la masa blanca debe quedar sin cubrir, del mismo modo que los laterales de la misma. Con esta forma de colocar la masa verde sobre la blanca se busca que durante el enrollado la masa verde quede escondida totalmente dentro de la blanca. Una vez que tenemos la masa verde situada encima de la blanca, procedemos a enrollar ambas masas empezando por el extremo superior, el más alejado de nosotros. Terminaremos el enrollado presionando para que la masa blanca quede bien sellada. Pondremos especial atención al sellado de los extremos del pan, lo que serán las puntas.
  12. Una vez que hemos formado nuestro pan, los ponemos a fermentar, para ello, podemos ponerlo directamente sobre la hoja de papel vegetal que meteremos al horno, o podemos colocarlo en el interior de un cesto de fermentación que tenga una forma ovalada. Un recipiente de plástico nos puede hacer a la perfección el papel de cesto de fermentación. Ponemos un trapo en su interior, preferiblemente de algodón, con ayuda de un colador lo espolvoreamos con harina, y ponemos el pan encima con el cierre (lo que durante el horneado estará en contacto con la bandeja del horno) hacia arriba. Tapamos el pan con un trapo, ponemos encima del trapo una bolsa de plástico, y dejamos fermentar hasta que el pan casi doble su tamaño.
  13. Precalentamos el horno a 250º con una bandeja en su interior.
  14. Sobre una bandeja invertida, ponemos una lámina de papel vegetal y volcamos el pan encima. Si pusimos el pan a fermentar sobre papel vegetal, transferimos la hoja con el pan a la bandeja invertida, o a una madera que nos haga las veces de pala, Con la ayuda de un cuchillo afilado, hacemos un corte a lo largo de la superficie del pan o dos cortes oblicuos, como prefiramos.
  15. Con la ayuda de la bandeja invertida, o la madera, deslizamos el pan sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen.
  16. Bajamos el termostato a 230º y horneamos durante, aproximadamente, 45 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que este se dore por igual.
  17. Antes de cortar el pan, dejamos enfriar durante, al menos, tres horas.

Notas y Consejos

Las harinas del mismo cereal, y de distintas harineras, pueden presentar un comportamiento muy diferente, por ello, los tiempos de amasado son orientativos. Los ciclos de amasado y reposo tienen como objetivo conseguir, sin apenas esfuerzo, una masa lisa y brillante, hecho que puede suceder antes de completar todos los pasos de la receta, en cuyo caso dejaremos de amasar, o, en otros casos, puede llevarnos un poco más del tiempo especificado. Los tiempos de fermentación dependerán de la temperatura ambiente, por lo que estos variarán a lo largo del año. Es por ello que no nos gusta poner un tiempo de fermentación determinado en la receta. La cantidad de levadura indicada en la receta es la adecuada para obtener un pan de buena calidad. Añadir mayor cantidad de levadura, con el fin de acelerar la fermentación, irá en detrimento de la calidad del pan obtenido.

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Jose Balandin
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