¡Hola Cocinacas! Hoy queremos hablarte sobre las grosellas, un tipo de fruto rojo que cuenta con numerosas propiedades saludables y que son muy versátiles en la cocina, ya que se pueden emplear en muchas recetas.
Como sabes, a través de nuestra sección de alimentos queremos darte a conocer todos aquellos que consideramos especialmente beneficiosos para la salud. Los frutos rojos, por ejemplo, destacan por sus múltiples nutrientes. Ya te hemos hablado sobre los arándanos o los beneficios de comer fresas.
Sin embargo, las grosellas son posiblemente, las menos conocidas y consumidas. Crecen en el grosellero, un arbusto muy rústico y resistente a los fríos invernales, sin embargo, no soporta bien el calor excesivo en los meses de verano. Por este motivo, suelen encontrarse en colinas y montañas. En España, se cultivan en el norte, en Asturias principalmente.
En caso de plantar un grosellero, el mejor momento es desde principios de otoño hasta el final del invierno, ya que la maduración de las bayas tiene lugar en verano (sobre todo agosto y septiembre).
Se caracterizan por presentar un color intenso y translúcido, además de crecer agrupadas en pequeños racimos. Existen tres variedades, las rojas, las blancas y las negras.
Propiedades de las grosellas
Las grosellas son un tipo de fruta poco calórica: 100 gramos aportan unas 56 calorías. Esto hace que sean un alimento idóneo para incluir en las dietas de adelgazamiento.
También destacan por ser una excelente fuente de vitaminas, sobre todo la C. Superando a las naranjas, ya que contienen 42 mg. La grosella roja y la negra se han utilizado tradicionalmente para bajar la fiebre, gracias a la acción de la vitamina C. Y también aportan buenas cantidades de Vitamina A, minerales como potasio, hierro, magnesio, calcio y proteínas.
Entre sus valores nutricionales también cuentan con una alta cantidad de fibra. Una taza aporta 6,5 g de fibra.
Todo esto beneficia a nuestra salud ya que estas pequeñas bayas ayudan a mejorar el tránsito intestinal, previenen el estreñimiento, las infecciones de orina y enfermedades graves como el cáncer de colon.
Combaten la anemia por su cantidad de hierro y son un excelente alimento antioxidante. Esto frena el envejecimiento celular, reduciendo el efecto negativo de los radicales libres y ayudando a prevenir la formación del cáncer.
La negra, además, destaca por su contenido en sustancias de acción bactericida y antiinflamatoria, aliviando las intoxicaciones alimentarias.
Por último, y no por ello menos importante, el consumo de grosellas fortalece el sistema inmune, mejora la circulación y gracias a su alto contenido en potasio, ayudan a mantener un buen estado del sistema nervioso y muscular.
Cómo emplearlas en la cocina
A pesar de su aspecto frágil y delicado, pueden conservarse en condiciones óptimas para su consumo durante dos o tres semanas si se introducen en el frigorífico sin lavar. Sin embargo, sí es conveniente lavarlas antes de su degustación. Además, permiten la congelación no alterando su sabor, fragancia o textura.
El mejor momento para consumirlas frescas en durante los meses que se encuentran en temporada, es decir, los meses de verano pero sobre todo agosto y septiembre. No es muy habitual tomarlas solas debido a su acidez pero sí se puede consumir frescas, acompañando a otros alimentos.
Por ejemplo, se puede incluir en algunas recetas de ensaladas, en una macedonia acompañando a otras frutas incluidas del bosque o con yogur.
También se emplean como salsa ácida en platos contundentes de carnes rojas. Combinan a la perfección como guarnición de un plato de roast beef, cordero o algunas carnes de caza. También se pueden añadir a un risotto durante la fase final de mantecatura, ya que darán color y frescura al plato.
En los postres y dulces, las grosellas son el ingrediente ideal para jugar al contraste de sabores dulce-ácido, por eso quedan riquísimas cuando acompañan a tortitas, gofres, cookies o muffins.
Asimismo se utilizan frecuentemente para completar la decoración de ciertos postres, gracias a sus atractivos racimos y bayas. O se incorporan como ingrediente, en forma de mermelada o compota, en tartas de queso y helados.
Otras de las preparaciones más apreciadas a base de grosellas rojas es la gelatina.
Y, además, con esta deliciosa fruta se pueden elaborar también bebidas. El zumo de grosella se utiliza tradicionalmente en medicina natural como remedio para bajar la fiebre pero además pueden formar parte de batidos, tés, bebidas refrescantes y licores.
¿Conocías todos los usos que se les puede dar a las grosellas en la cocina? Cuéntanos a través de los comentarios cómo sueles tomarlas tú y también si te gustaría que publiquemos alguna receta con grosellas.
Aprovecha los meses de agosto y septiembre para disfrutar de ellas y si no recuerda que puedes congelarlas.
¡Hasta la próxima Cocinacas!
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